La crianza humanizada y el desarrollo humano individual y colectivo
La crianza significa acompañar, instruir, educar, orientar, mostrar caminos,
estimular y respaldar, por lo que el acompañamiento inteligente y afectuoso
brindado por el puericultor (cultivador, cuidador de niños, niñas y
adolescentes) deberá necesariamente, ser dirigido a la ampliación y potenciación
de sus capacidades humanas, esto es, de su desarrollo individual y como miembro
de un colectivo.
Según el psiquiatra chileno Jorge Barudy, todos los niños, niñas y
adolescentes deben recibir los cuidados necesarios a fin de asegurarles la vida,
el bienestar y un desarrollo armonioso al mismo tiempo que sus derechos
sociales, económicos, cívicos y políticos son respetados, permitiéndoles el
desarrollo de sus potencialidades para que todos tengan las mismas posibilidades
de vivir, ser libres y felices.
Es claro que los planteamientos del desarrollo a escala humana coinciden con
los del discurso de Crianza Humanizada en lo referente a la satisfacción de
necesidades como las de afecto, subsistencia, creación y participación, así como
en la garantía de derechos.
Además, los elementos claves del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo -PNUD- caben perfectamente en el proceso formativo en la crianza
humanizada y humanizante, que a su vez son acordes con la Convención
Internacional sobre los derechos del Niño y con el Código de la Infancia y
Adolescencia.
Como prácticas de crianza humanizada y humanizante el grupo de puericultura
plantea que en la relación de niños, niñas y adolescentes con los adultos
cuidadores, se construyen y reconstruyen bilateral y permanentemente las metas
de desarrollo humano integral y diverso: autoestima, autonomía, creatividad,
felicidad, solidaridad y salud, en las que se apoya el tejido de resiliencia, o
sea triunfar en la vida de cara a la adversidad.
Si lo anteriormente comentado se refiere a los individuos humanos o personas
también debe ser válido para lo colectivos humanos en el ejercicio de su proceso
de humanización, con sus dos componentes básicos: individuación (ser yo mismo,
ser nosotros mismos, con las características específicas o particulares
conocidas como la “mismidad”) y socialización (interacción con los otros), que
al integrarse varios llegarían al sueño de construir Com-unidad, con sus tres
Ces: Común (objetivos o sueños compartidos), Comunión (afinidad o compenetración
máxima) y Comunidad (unidad común).
