lunes, 30 de julio de 2012

La gramática de la violencia
 “Atravesamos una reorganización del capitalismo de la que sólo reconocemos algunos aspectos”, señala la politóloga Pilar Calveiro, que en su nuevo libro analiza las diversas formas de castigo ejercidas por los Estados.

La información que recibimos a diario suele hacer que la realidad nunca forme parte de un mapa comprensible sino que se aparece como un mosaico, no siempre justificado, de hechos que se suceden unos a otros. Una de las tantas ventajas de ciertos libros es la de restablecer ese mapa disimulado en la vorágine noticiosa, pero de la cual nunca está ausente. A esa clase de trabajos pertenece Violencias de Estado: la guerra antiterrorista y la guerra contra el crimen como medios de control global, el nuevo texto de la argentina Pilar Calveiro, que entra en una sintonía más global con su anterior y valioso Violencia y/o poder. El libro plantea que, por un lado, estamos inmersos en un proceso constante y progresivo de reorganización de la hegemonía a nivel mundial y, por otro, que ese nuevo (viejo) poder se propuso dos batallas para avanzar y fortalecerse: contra el terrorismo y el llamado crimen organizado. Un panorama cuyas consecuencias son visibles, pero bastante menos que el rumbo de las cosas. De todos modos, se puede imaginar que en ese proceso de reconfiguración aparecen quiebres y resistencias, lugar desde el cual comienza la conversación.
-¿Cuáles serían las fisuras que se pueden percibir en esta reorganización hegemónica actual?
-Ninguna hegemonía es completa. Implica sí una determinada organización de las relaciones de poder que se sostiene, a la vez, en el uso de su potencial coercitivo y en la fuerza del discurso. Pero todo sistema hegemónico tiene fisuras y genera fuerzas contrarias que lo cuestionan, lo debilitan y, eventualmente, lo derrumban, obligándolo a transformarse constantemente. En otras palabras, no hay poder sin resistencia y la historia de las sociedades se escribe con ambos. La nueva hegemonía se presenta como razonable, deseable e incluso inexorable para la mayoría. Sin embargo, no deja de haber luchas y oposiciones que resultan decisivas para fijar ciertos límites y modificar así los recorridos futuros. Creo que estamos en medio de una reorganización hegemónica del capitalismo, de carácter planetario y global, de la que sólo alcanzamos a reconocer algunos aspectos. Identificamos la transnacionalización de la economía, de la política y de la comunicación, mediante procesos de extraordinaria concentración de la riqueza, de toda clase de recursos y de la toma de decisiones en redes público-privadas. Si esto es así, todo aquello que impida o debilite este proceso de concentración y polarización representa una fisura en la actual reorganización. En este sentido, las políticas desarrolladas en algunos países de América del Sur, como Argentina, sin ser abiertamente contrarias a la reorganización neoliberal, al aceptar algunos lineamientos pero rechazar otros o sencillamente condicionarlos, representan fisuras significativas, que es importante valorar en ese contexto, por completo adverso. Por supuesto, todas las formas de protesta desde la sociedad civil representan fisuras y esto está ocurriendo tanto en los países centrales como en las periferias. Sin embargo, muchas de estas luchas menosprecian la lucha partidaria electoral. Es un error: acceder a los gobiernos no es irrelevante ya que estos –acompañados de sus sociedades– pueden ser instancias decisivas para demorar, entorpecer y así desviar los rasgos más letales del actual modelo. La reorganización global juega con la aceleración del tiempo; la demora y el desvío pueden ser formas de la resistencia...

 http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/Pilar-Calveiro-capitalismo_0_745125493.html

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