por Ruben Sarlo
La
violencia familiar se engloba en lo que denominamos delitos "intrafamiliares",
que en realidad deberían denominarse delitos "intramuros" porque, casi en la
totalidad de los casos, los hechos violentos de un cónyuge sobre el otro se
producen dentro de sus hogares.
Los
miembros del Poder Judicial sabemos de la enorme dificultad probatoria que ello
nos acarrea, pues además de que no se cuenta con testigos presenciales directos,
los miembros del grupo familiar guardan un profundo silencio sobre los sucesos,
y esto generalmente se produce por temor a represalias de parte del sujeto
activo agresor.
A
diferencia de otras figuras criminales, esta modalidad delictiva se caracteriza
porque esos hechos ocurren en todos los niveles sociales, culturales y
económicos, puertas hacia adentro. Y también he podido observar que sus autores
no se cuidan de borrar o disimular sus huellas en el lugar del crimen. Esto
sucede porque están convencidos que deben hacerlo, o hacerlo.
En
nuestro país la situación empezó a ser observada con detenimiento luego de dos
hechos muy recordados del género. Uno fue el asesinato de la modelo Alicia
Muñiz por parte del ex boxeador Carlos Monzón, en Mar del Plata. El
otro fue el cuádruple asesinato provocado por el odontólogo Ricardo
Barreda, cuando eliminó a escopetazos a su suegra, esposa y sus dos hijas,
en La Plata....