Estaba por escribir sobre una visita a un Neurópata que, hace 20 años, me revisó y me dijo: -'el primer remedio que le daré es este...' Y me pasó una tarjeta que decía en letras grandes: "Y ¿qué?"
Pues sí, nada tiene tanta importancia como la salud...Si te dicen, perdiste el trabajo... y ¿qué? Si se fue con otra... Y ¿qué?
Al tiempo me dijeron: 'todo es para bien, en todo hay beneficio'
He venido aplicado esta convicción hace mucho tiempo y me ha dado muy buenos resultados, eso quería explicar hoy, mas cuando abrí mi mail, encontré una nota que lo dice mejor que yo... Así que abro esta ventana, venida de una tocaya pues voy a usar una ventana del e-mail para poner en esta: de internet a internet, la ventana parece de words y me gustó...
Aquí va la nota:
LA HORA DE DESAPRENDER
'En la vida todos tenemos un secreto inconfesable, un arrepentimiento irreversible, un sueño inalcanzable, y un amor inolvidable'
Las mujeres y hombres maduros de ahora hemos llegado a una edad maravillosa en la que emprendemos el camino del desaprendizaje.
Fuimos criados con la creencia de que debíamos ser los mejores en todo: mejores estudiantes, mejores esposos y esposas, mejores profesionales, mejores madres y padres, etc.
Fuimos educados con la creencia de que TODO es pecado.
Ha llegado la hora del desaprendizaje o lo que un amigo lo llama graciosamente, el importaculismo. (Todo me importa un culo). Ha llegado la hora de decir NO en muchas ocasiones, de mandar al carajo los compromisos y las obligaciones.
Pasó la hora de las responsabilidades estresantes. hora nos gusta estar solos, disfrutar buenas conversaciones con gente que no nos insulta y que cree lo mismo que nosotros o que no le importa que opinemos diferente.
Es la hora de hablar de todo sin necesidad de sostenerlo como medio de defensa. Es hora de ver películas, de estar en una finca durante la semana, de leer, de escuchar, de sonreír y de burlarse de la mayoría de los mortales que viven pendientes de las pendejadas.
Nosotros ya demostramos que las responsabilidades fueron bien atendidas por nosotros, que hicimos las cosas lo mejor posible, que dejamos huellas, que somos buenas personas.
Lo que nos queda de vida es para nosotros, para disfrutar, para cumplir el mandamiento divino de amarnos a nosotros mismos. Por eso vamos a hacer lo que nos da la gana. Viajar al máximo, tomar café con amigas y amigos, conversar con todo el que nos encontremos.
Ya pasó la época de los roles. Lo que fuimos, fuimos; ahora somos para nosotros mismos sin tener que rendir cuentas a nadie.
Los demás seguirán su camino de responsabilidades y de afanes, de preocupaciones y nerviosismos. Nosotros ahora, estamos por encima del bien y del mal.
Vamos a museos, asistimos a conferencias y si no nos gusta nos salimos sin que nos importe, redescubrimos al Quijote y a Fernando González.
Ahora asistimos con mayor frecuencia a entierros y nos damos cuenta de que se aproxima el nuestro, pero estamos preparados, pues al fin y al cabo vivir es mortal.
La vida es para nosotros una profunda experiencia interior, lejos de mitos, ritos, limosnas y pecados sin fin.
Es la hora de empezar a relajarnos y de conversar largas horas con uno mismo, que es el único que permanece siempre, ahora y después de que abandonemos la nave del cuerpo.
Nos rodean pocos seres a quienes amamos profundamente y que seguirán viviendo sus propias experiencias, estemos nosotros o no.
Mandaremos para donde sabemos, a la gente que nos molesta, la tóxica. Quienes nos buscan sin egoísmos, van a encontrar una sonrisa, una mirada tierna y comprensiva, un consejo acertado o no, afecto, etc.
Somos, ahora sí, libres de ataduras, de prejuicios, de creencias. Somos libres, si no le tememos, ni a la vida, ni a la muerte.
Harold Schlosberg (1904-1964)
Prof. de psicología en Univ. Brown. Nacido en Brooklyn, NY.
Pues sí, nada tiene tanta importancia como la salud...Si te dicen, perdiste el trabajo... y ¿qué? Si se fue con otra... Y ¿qué?
Al tiempo me dijeron: 'todo es para bien, en todo hay beneficio'
He venido aplicado esta convicción hace mucho tiempo y me ha dado muy buenos resultados, eso quería explicar hoy, mas cuando abrí mi mail, encontré una nota que lo dice mejor que yo... Así que abro esta ventana, venida de una tocaya pues voy a usar una ventana del e-mail para poner en esta: de internet a internet, la ventana parece de words y me gustó...
Aquí va la nota:
LA HORA DE DESAPRENDER
'En la vida todos tenemos un secreto inconfesable, un arrepentimiento irreversible, un sueño inalcanzable, y un amor inolvidable'
Las mujeres y hombres maduros de ahora hemos llegado a una edad maravillosa en la que emprendemos el camino del desaprendizaje.
Fuimos criados con la creencia de que debíamos ser los mejores en todo: mejores estudiantes, mejores esposos y esposas, mejores profesionales, mejores madres y padres, etc.
Fuimos educados con la creencia de que TODO es pecado.
Ha llegado la hora del desaprendizaje o lo que un amigo lo llama graciosamente, el importaculismo. (Todo me importa un culo). Ha llegado la hora de decir NO en muchas ocasiones, de mandar al carajo los compromisos y las obligaciones.
Pasó la hora de las responsabilidades estresantes. hora nos gusta estar solos, disfrutar buenas conversaciones con gente que no nos insulta y que cree lo mismo que nosotros o que no le importa que opinemos diferente.
Es la hora de hablar de todo sin necesidad de sostenerlo como medio de defensa. Es hora de ver películas, de estar en una finca durante la semana, de leer, de escuchar, de sonreír y de burlarse de la mayoría de los mortales que viven pendientes de las pendejadas.
Nosotros ya demostramos que las responsabilidades fueron bien atendidas por nosotros, que hicimos las cosas lo mejor posible, que dejamos huellas, que somos buenas personas.
Lo que nos queda de vida es para nosotros, para disfrutar, para cumplir el mandamiento divino de amarnos a nosotros mismos. Por eso vamos a hacer lo que nos da la gana. Viajar al máximo, tomar café con amigas y amigos, conversar con todo el que nos encontremos.
Ya pasó la época de los roles. Lo que fuimos, fuimos; ahora somos para nosotros mismos sin tener que rendir cuentas a nadie.
Los demás seguirán su camino de responsabilidades y de afanes, de preocupaciones y nerviosismos. Nosotros ahora, estamos por encima del bien y del mal.
Vamos a museos, asistimos a conferencias y si no nos gusta nos salimos sin que nos importe, redescubrimos al Quijote y a Fernando González.
Ahora asistimos con mayor frecuencia a entierros y nos damos cuenta de que se aproxima el nuestro, pero estamos preparados, pues al fin y al cabo vivir es mortal.
La vida es para nosotros una profunda experiencia interior, lejos de mitos, ritos, limosnas y pecados sin fin.
Es la hora de empezar a relajarnos y de conversar largas horas con uno mismo, que es el único que permanece siempre, ahora y después de que abandonemos la nave del cuerpo.
Nos rodean pocos seres a quienes amamos profundamente y que seguirán viviendo sus propias experiencias, estemos nosotros o no.
Mandaremos para donde sabemos, a la gente que nos molesta, la tóxica. Quienes nos buscan sin egoísmos, van a encontrar una sonrisa, una mirada tierna y comprensiva, un consejo acertado o no, afecto, etc.
Somos, ahora sí, libres de ataduras, de prejuicios, de creencias. Somos libres, si no le tememos, ni a la vida, ni a la muerte.
Harold Schlosberg (1904-1964)
Prof. de psicología en Univ. Brown. Nacido en Brooklyn, NY.
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