Las redes sociales y otras formas de comunicación virtual, que
en la Argentina ocupan un destacado espacio en la vida de los adolescentes, “no
debilitan ni reemplazan sus formas de encuentro tradicionales, sino que las
refuerzan”, según una investigación que acaba de ser editada.
“Las pantallas no anulan la vida social de los más
jóvenes, por el contrario son soportes de ella y la refuerzan”, dijo a Télam
Roxana Morduchowicz, autora del libro “Los adolescentes y las redes sociales”,
basado en testimonios de chicos de entre 13 y 17 años, editado por el Fondo de
Cultura Económica y en las librerías desde esta semana.
El trabajo revela que “la comunicación con los amigos es la principal motivación de los adolescentes para sumarse a una red social y que todo lo que se obtiene de Internet se termina de validar en el mundo de las relaciones persona a persona”.
El trabajo revela que “la comunicación con los amigos es la principal motivación de los adolescentes para sumarse a una red social y que todo lo que se obtiene de Internet se termina de validar en el mundo de las relaciones persona a persona”.
“La web sirve para estar en contacto con los conocidos con los cuales se construyó un vínculo en el mundo real”, afirmó la autora.
Para los adolescentes, sostuvo Morduchowicz, “las redes, blogs y demás formas de contacto virtual se han convertido en un factor clave en la construcción de su identidad”, porque la sociabilidad de los chicos hoy “está fuertemente mediada por las tecnologías”.
“En cada texto o imagen que suben, los chicos buscan responderse quiénes son, cómo se ven y qué pensarán de ellos los demás”, afirmó la autora.
Para Morduchowicz, “quienes tienen perfil en una red, ensayan estrategias de comunicación, prueban respuestas que los ayudan a ser aceptados socialmente, eligen qué contar y qué no, se interrogan sobre ellos, toman decisiones, monitorean las respuestas de sus audiencias y negocian qué imagen de ellos es la que será aceptada socialmente".
“Yo cambio mi perfil una vez por semana. Y trato de mirarlo todos los días”, dice Martín, de 14 años, que explica que “si hay comentarios, lo deja como está y si no hay, lo cambia”.
Para Vanesa, de 16, es importante que lo que sube a su blog no sea siempre igual y “no aburra a sus amigos”...
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