1. "No quieras cambiar a nadie; ayúdale a formarse"
Todo el mundo está empeñado en cambiar al prójimo: los maridos
quieren cambiar a sus mujeres, éstas a sus maridos, los padres a los hijos, los
hijos quieren cambiar a los padres... ¿Es un afán que tenemos de querer cambiar
a los demás? Y esto se agudiza muchísimo cuando uno es padre o madre o
educador.
Pero otros dicen que nadie cambia a nadie, por- que "genio y
figura hasta la sepultura". A las personas no las cambia nadie; a los
objetos sí. Las personas se cambian a sí mismas, cuando ellas quieren y pueden.
No sabemos ni cuándo ni cómo, ni podemos poner plazos. Se cambian a sí mismas
consciente o inconscientemente. Por eso dicen, y nosotros estamos de acuerdo, no
quieras cambiar a tus hijos a corto plazo, no es el objetivo principal de la
educación. Te puedes desesperar bastante, puedes perder el humor y puedes
retrasar más el proceso de mejora del hijo/a.
2. ¿Cuándo se producen los verdaderos
"cambios"?
Se dice que una persona cambia cuando le llega su momento de
madurez para este u otro aspecto. Se sabe que hay cambios, pero ¿cuándo vienen?
¿Cuándo hemos cambiado alguna vez, teniendo en cuenta que "genio y figura
hasta la sepultura"? En realidad hemos cambiado:
A) Cuando tuvimos una responsabilidad seria (por
ejemplo, cuando alcancé una responsabilidad profesional, cuando me casé, cuando
fui padre o madre). Sucede de pronto que un joven, que es desordenado y
desconsiderado, se hace ordenado y considerado e incluso calculador ante una
responsabilidad seria en la vida. Aquí sí hay cambios... Pero en un niño esto no
se da fácilmente porque nadie le concede responsabilidades serias.
B) También se producen cambios en las personas cuando por
una circunstancia fuerte entran en crisis interna. Uno es capaz de mirarse a
sí mismo y dice "no puedo seguir así". Ocurre a veces. Alguien ha sido capaz de
no tenerse miedo a si mismo, ha entrado dentro de si, capta que ha hecho crisis
toda la circunstancia en que vivía y dice que no puede seguir así...
Ahora bien; ¿cuándo le llega a mi hijo/a esa crisis interna?
¿Cuándo se lo diga yo ("niño, entra dentro de ti mismo, dite a ti mismo no
puedes seguir así")? Se pueden mandar los comportamientos, pero las
actitudes no se mandan. Las actitudes humanas se favorecen, se promueven, pero
no se dictan.
Recordemos la parábola bíblica del "hijo pródigo":
1º Llega un momento en que el hijo se dice a si mismo ¿qué hago
aquí debajo de esta encina? ¡Estoy haciendo el estúpido!
2º Aborreció su situación y deseó vivamente salir de ella.
3º Se imaginó una solución, y vio que podía ponerla en
práctica.
4º Tomó una decisión ("me levantaré e iré a mi padre").
Este es el sendero interior de un cambio; cuando una persona capta su situación
o su conducta como errónea o destructivo para sí mismo; o cuando surge un
proyecto nuevo que contrasta con su vida actual; y cuando además intuye que
puede actuar de otra fonna para lograr una nue- va situación u objetivo. Pero no
puedes predecir ni cuándo ni cómo viene ese momento a tu hijo... ni lo puedes
averiguar. Hasta que no llegue ese momento todo lo demás son andamios
exteriores, a veces apariencias externas de cambio, pero sin ser un verdadero
cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario