Del miedo a la acción
Portadora del VIH desde hace 25 años, Patricia Pérez lucha para que las mujeres se protejan del mal.
Un papel, un nombre y una palabra demoledora: “positivo”. Enterarse de que una es portadora es el principio de un camino difícil de transitar.
Patricia Pérez se enteró a los 24, hace hoy 25 años. “Estuve meses paralizada de miedo. Hasta que un día dije ‘algo tengo que hacer’”. Formó un grupo de voluntarios en el hospital Muñiz y, en 1992, se subió a un avión por primera vez y viajó a Amsterdam, a la Cumbre Internacional del Sida. Junto con otras veinte mujeres fundó la ICW Global, la única Comunidad Internacional de Mujeres conviviendo con VIH, una ONG que hoy acompaña a más de 15 mil mujeres de todo el mundo. Por su trabajo en ella, fue nominada cinco veces al Nobel de la Paz y acaba de recibir en Nueva York el premio My Hero, que distingue a personalidades de todo el mundo por su labor en la lucha contra el Sida.
Desde que te enteraste de que eras VIH positiva pasaron casi tres décadas, ¿cuál es el desafío en la lucha hoy?
Tienen que tener en claro que el VIH se encuentra en la sangre, la leche materna, el líquido pre seminal, el semen, en los fluidos vaginales y en la sangre menstrual. Y que se transmite a través de transfusiones de sangre no testeadas, por instrumentos cortantes, por equipos de inyección que estén contaminados y durante las relaciones sexuales sin protección. Por eso, nunca son pocas las veces que repitamos que el preservativo debe usarse en todos los tipos de relaciones sexuales y desde el principio hasta el final.
¿Cuál es la posición de las mujeres al respecto? ¿Somos más conscientes de que hay que usarlo?
No del todo. Sigue existiendo el mito en muchas comunidades de “nos conocemos todos” y por eso nada nos puede pasar. El qué dirán afecta. Una mujer a veces no compra preservativos porque le da vergüenza, por temor a lo que puedan llegar a decir los del kiosco y se pueda saber en el barrio. Es un camino aún muy largo de recorrer. Lo ideal sería que así como los hombres llevan en el bolsillo el preservativo, las mujeres lo lleven en la cartera.
Históricamente, las mujeres están en una posición de menor poder en lo sexual, ¿cómo hacer para que el uso del preservativo sea innegociable?
Siempre se debería usar, pero al mismo tiempo sabemos que en muchos hogares las mujeres no opinan, no deciden y se enfrentan a una violencia de género feroz. Que el marido llega alcoholizado y no le importa si hay o no preservativos en la casa. Por eso, la prevención de VIH no se circunscribe sólo a una cuestión de salud. Hay gran cantidad de cambios sociales por generar.
¿Qué hacer con las parejas “estables”? ¿Funciona eso de “yo te soy fiel, no usemos preservativo’’?
Lo único que funciona, la barrera real para evitar la transmisión del virus, es el preservativo. Sabemos que la infidelidad existe y conocemos casos de maridos o parejas estables que transmiten el virus porque lo contrajeron en relaciones extramatrimoniales. También escuchamos que muchas jóvenes no se cuidan porque conocen al chico “de toda la vida”, porque “se nota que está sano”, o porque viene de una “buena familia”. Es imposible confiar en que el otro no sea VIH positivo sólo porque no lo aparenta. No hay que olvidar que durante los primeros diez años, el virus no tiene síntomas. Las mujeres llevamos una carga “extra” porque somos las que, además de contraer el virus, podemos quedar embarazadas...
http://www.entremujeres.com/vida-sana/salud/miedo-accion_0_596340464.html
Un papel, un nombre y una palabra demoledora: “positivo”. Enterarse de que una es portadora es el principio de un camino difícil de transitar.
Patricia Pérez se enteró a los 24, hace hoy 25 años. “Estuve meses paralizada de miedo. Hasta que un día dije ‘algo tengo que hacer’”. Formó un grupo de voluntarios en el hospital Muñiz y, en 1992, se subió a un avión por primera vez y viajó a Amsterdam, a la Cumbre Internacional del Sida. Junto con otras veinte mujeres fundó la ICW Global, la única Comunidad Internacional de Mujeres conviviendo con VIH, una ONG que hoy acompaña a más de 15 mil mujeres de todo el mundo. Por su trabajo en ella, fue nominada cinco veces al Nobel de la Paz y acaba de recibir en Nueva York el premio My Hero, que distingue a personalidades de todo el mundo por su labor en la lucha contra el Sida.
Desde que te enteraste de que eras VIH positiva pasaron casi tres décadas, ¿cuál es el desafío en la lucha hoy?
El desafío es no bajar los brazos. No hay que dar cosas por sentado. Cómo se transmite el virus, por ejemplo, pareciera que es algo que se dijo mil veces, pero sigue habiendo falsas creencias.
¿Qué tienen que saber hoy las mujeres sobre el HIV?Tienen que tener en claro que el VIH se encuentra en la sangre, la leche materna, el líquido pre seminal, el semen, en los fluidos vaginales y en la sangre menstrual. Y que se transmite a través de transfusiones de sangre no testeadas, por instrumentos cortantes, por equipos de inyección que estén contaminados y durante las relaciones sexuales sin protección. Por eso, nunca son pocas las veces que repitamos que el preservativo debe usarse en todos los tipos de relaciones sexuales y desde el principio hasta el final.
¿Cuál es la posición de las mujeres al respecto? ¿Somos más conscientes de que hay que usarlo?
No del todo. Sigue existiendo el mito en muchas comunidades de “nos conocemos todos” y por eso nada nos puede pasar. El qué dirán afecta. Una mujer a veces no compra preservativos porque le da vergüenza, por temor a lo que puedan llegar a decir los del kiosco y se pueda saber en el barrio. Es un camino aún muy largo de recorrer. Lo ideal sería que así como los hombres llevan en el bolsillo el preservativo, las mujeres lo lleven en la cartera.
Históricamente, las mujeres están en una posición de menor poder en lo sexual, ¿cómo hacer para que el uso del preservativo sea innegociable?
Siempre se debería usar, pero al mismo tiempo sabemos que en muchos hogares las mujeres no opinan, no deciden y se enfrentan a una violencia de género feroz. Que el marido llega alcoholizado y no le importa si hay o no preservativos en la casa. Por eso, la prevención de VIH no se circunscribe sólo a una cuestión de salud. Hay gran cantidad de cambios sociales por generar.
¿Qué hacer con las parejas “estables”? ¿Funciona eso de “yo te soy fiel, no usemos preservativo’’?
Lo único que funciona, la barrera real para evitar la transmisión del virus, es el preservativo. Sabemos que la infidelidad existe y conocemos casos de maridos o parejas estables que transmiten el virus porque lo contrajeron en relaciones extramatrimoniales. También escuchamos que muchas jóvenes no se cuidan porque conocen al chico “de toda la vida”, porque “se nota que está sano”, o porque viene de una “buena familia”. Es imposible confiar en que el otro no sea VIH positivo sólo porque no lo aparenta. No hay que olvidar que durante los primeros diez años, el virus no tiene síntomas. Las mujeres llevamos una carga “extra” porque somos las que, además de contraer el virus, podemos quedar embarazadas...
http://www.entremujeres.com/vida-sana/salud/miedo-accion_0_596340464.html
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